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Educar en y para la Salud

Una Educación Afectivo Sexual desde la perspectiva cristiana debería poder apuntar también a Educar en y para la Salud, dado que la misma es un sostén fundamental y condición para que el ser humano pueda: crecer armónicamente, desarrollar sus proyectos de vida, y asumir su sexualidad como una dimensión integradora de su humanidad. El desarrollo y la salud integral son elementos claves para el desarrollo humano.





Esto significa que, una adecuada Educación Afectivo Sexual es necesario que posibilite:

  • Rescatar la presencia del cuerpo en el ámbito institucional, conociendo aspectos sustanciales del desarrollo biológico en tanto anatomía y funciones, así como los procesos de cambios corporales y la repercusión en lo cotidiano.

  • Valorar el proceso de desarrollo psicológico, afectivo, cognitivo e intelectual, en donde el proceso de maduración psico-sexual se integra y expresa en las actitudes y comportamientos.

  • Conocer y reflexionar sobre los procesos de identificación sexual, los estereotipos de género y otras situaciones que reproduzcan situaciones de inequidad, sufrimiento y discriminación en la dinámica del aula o de la institución.

  • Favorecer el proceso de desarrollo moral, generador de autonomía a través del ejercicio del pensamiento crítico y de propuestas problematizadoras.

  • Estar atento a posibles situaciones en las que niñas/os y adolescentes pueden requerir apoyo ante situaciones de conductas de riesgo, violencia y abuso entre otras, no para resolverlos personalmente sino como nexo con instituciones o profesionales para las diversas situaciones existentes.


La OPS/OMS ha propuesto un nuevo marco conceptual cuando se refiere a la salud, centrado en ‘el desarrollo humano integral y la promoción de la salud’ y por tanto, “la promoción de la salud resulta una herramienta sustancial para lograr el desarrollo y la salud en la niñez y en la adolescencia, haciendo referencia al concepto de salud integral que las ciencias de la salud han aportado en las últimas décadas, redimensionando el tradicional enfoque del proceso salud-enfermedad".


Resiliencia

“La resiliencia se ha caracterizado como un conjunto de procesos subjetivos, personales y sociales que hacen posible superar situaciones y circunstancias adversas, generando mecanismos de fortalecimiento para revertirlas exitosamente. Estos procesos se realizan a través del tiempo, dando afortunadas combinaciones entre los atributos del niño y su ambiente familiar, social y cultural. Así la resiliencia “no puede ser pensada como un atributo con que los niños nacen o que los niños adquieren durante su desarrollo, sino que se trata de un proceso que caracteriza un complejo sistema social, en un momento determinado del tiempo.” (Rutter. 1992, citado en Manual de identifi cación y promoción de la resiliencia en niños y adolescentes. OPS/ OMS-Kellogg-ASDI).


Este concepto de resiliencia también ha sido incorporado a la conceptualización de la salud integral como complementario del enfoque de riesgo (...) Se identificaron distintos factores protectores que actúan a nivel individual, familiar y social y su consideración resulta fundamental en la planificación de estrategias de salud y desarrollo. En este contexto, las habilidades para la vida surgen como aquellas competencias y destrezas que hacen posible el desarrollo de niños y jóvenes.


Habilidades para la Vida

“Las habilidades para vivir son aquellas aptitudes necesarias para tener un comportamiento adecuado y positivo que nos permita enfrentar eficazmente las exigencias y retos de la vida diaria que son necesarias para la supervivencia, la convivencia con otros y para tener éxito en una sociedad compleja”. (Programa Habilidades para la vida. Colombia/OMS).

“La OMS ha considerado que las habilidades esenciales son: capacidad para tomar decisiones, habilidad para resolver problemas, capacidad de pensar en forma creativa, capacidad de pensar en forma crítica, habilidad para comunicarse en forma efectiva, habilidad para establecer/mantener relaciones interpersonales, conocimiento de sí mismo, capacidad de establecer empatía, habilidad para manejar las propias emociones, habilidad para manejar las tensiones y el estrés”. (Cerruti, 2006)


En este sentido, la educación de la sexualidad, en el plano de la salud y el desarrollo humano contribuye a mejorar la calidad de vida, ya que aporta elementos favorecedores para:

  • un desarrollo integral y armónico de la personalidad.

  • asumirse como ser sexual integral incorporando la importancia del placer, afecto y comunicación para los seres humanos y la creatividad, lo estético y lo lúdico en el vínculo con los otros en un ámbito de respeto, equidad y tolerancia.

  • desarrollar un mejor conocimiento y relación con el propio cuerpo que posibilite lograr su aceptación, mejorar la autoestima y favorecer el autocuidado de la salud.

  • favorecer la construcción de roles sexuales desde una dialéctica de valores que privilegie la equidad, los derechos humanos y promueva la reflexión acerca de rígidos estereotipos de género que originan conductas de riesgo para la salud y son la base de prácticas que implican mutilación y severas agresiones físicas.

  • contribuir a un saludable desarrollo en la infancia y adolescencia, despojándolo de mitos y tabúes y aportando información científica acerca de las características del desarrollo psicosexual en estas etapas de la vida, como base del conocimiento imprescindible para la familia, los propios jóvenes y su entorno.

  • reflexionar acerca de la influencia del medio familiar, del grupo de pares, así como de los medios de difusión en la adopción de patrones de conducta sexual, en la construcción de modelos, metas y motivaciones; confrontando los valores implicados en los mismos, con los principios universales y los derechos humanos, como base para la toma de decisiones y la gestión equitativa en las distintas instancias de la pareja como la decisión de iniciar la actividad sexo-genital. (Cerruti, 2006)


Referencias bibliográficas

Cerruti, S. (2006). Educación sexual: Su incorporación al Sistema Educativo. ANEP. Ed. Nordan Comunidad el Sur, Montevideo. P.54


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· Educar en y para la libertad

· Educar en y para el amor

 
 
 

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