Año 2023, marzo, 13. Foro N° 1.
Te invitamos a conocer este documental, que ya tiene algunos años de creado, pero que me parece una herramienta muy interesante para plantear el tema género a educadores, familias, y educandos. Espero que sea de tu agrado.

El documental que les propongo es una producción uruguaya, con apoyo de NOVID (Holanda) y DIAKONIA (Suecia), llamada “La caja de Pandora”. Dirigida y guionada por Maida Moubayed. Producida por: Mario Jacob, Bárbara Álvarez y Carlos Márquez. Música: Mariana Ingold y Osvaldo Fattoruso. Coordinación de talleres: Claudia Burgueño y Jorge Esmoris. Asesoría: Carmen Tornaría (Fundación PLEMUU). Animación: Horacio Cassinelli y Matías Bervejillo. Imágenes: Fundación Plenario de Mujeres del Uruguay (PLEMUU). Su estreno data del año 1991. Duración 43’. Recibió de Awards el premio al mejor documental en el Festival Cinematográfico Internacional, Montevideo, 1992. Participaron: Universidad Católica, Maternalito y Centro educativo Atenea, Colegio San Francisco de Asís, Colegio San Juan Bautista, Escuela Nacional de Danza, Casa de la BCG, Mosca Hnos, Juguetería O’Clock, Hospital Maciel, y Video Imagen Club. Reparto: Bárbara Rodríguez, Ana Nocetti, Carlos Marquez, Silvana Agnese, Ana Cardozo, Carmen Pastorino, Andrea Villaverde, Jaime Mir, Myrta García, Ana Cerruti, Alejandro Matoso, Margaret Graham y niños de varios de los centros educativos mencionados. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=PLuGcFVxR7g&ab_channel=ProductoraIM%C3%81GENES O en: https://www.youtube.com/watch?v=Ot7iewI5Y9A&ab_channel=comunicacionplemuu
Trama propuesta: Este documental de tipo cortometraje fue realizado para sensibilizar sobre los roles de género establecidos en la sociedad. Desde temprana edad, las/os niñas/os son educados en forma muy diferente, según su sexo. Una caja de sorpresas donde la escuela, la familia y los medios de comunicación trasmiten el ‘deber ser’ de una niña ‘buena’ y un ‘buen’ varón. Para esto, hace alusión a la mitología griega.
‘Pandora’ es una estatua de una hermosa mujer, creada por orden de Zeus para castigar a los mortales por haber aceptado el fuego que Prometeo había robado. Esta primera mujer era bella, encantadora y seductora, tenía una vestidura blanca y reluciente, sobre el rostro un velo, coronada de frescas flores y ceñida el talle con un cinturón de oro, adornada maravillosamente con policromas figuras de animales. Y provista del don del habla. De este modo Zeus, bajo la apariencia de un bien, había creado un engañoso mal, al que llamó ‘Pandora’, es decir, la omnidotada; pues cada uno de los dioses la habían provisto con todo tipo de desgracia, como obsequio para los hombres. Condujo entonces a la virgen a la Tierra, donde los mortales vagaban mezclados con los dioses; y unos y otros se pasmaron ante la figura incomparable.
La historia cuenta que Zeus deseoso de vengarse de Prometeo por haber robado el fuego y dárselo a los humanos, presentó al hermano de éste, Epimeteo, una mujer llamada Pandora, con quien se casó. Como regalo de boda, Pandora recibió una misteriosa caja, con instrucciones de no abrirla bajo ningún concepto.
Los dioses habían otorgado a Pandora una gran curiosidad, por lo que decidió abrirla igualmente para ver qué había dentro. Al hacerlo, escaparon de su interior todos los males del mundo, que se desparramaron por la Tierra con la velocidad del rayo: la vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la pasión, la plaga, la tristeza, la pobreza, el crimen y tantos otros.
Oculto en el fondo de la caja había un único bien: ‘la esperanza’; pero, siguiendo el consejo del Padre de los dioses, Pandora dejó caer la cubierta antes de que aquella pudiera echar a volar, encerrándola para siempre en el arca.
Epimeteo no se dio cuenta del mal que había recibido hasta que ya lo tuvo. Pues hasta entonces las familias de los hombres, habían vivido libres del mal, no sujetos a un trabajo gravoso, y exentos de la torturante enfermedad.
Haciendo referencia entonces a este mito, el documental plantea que Zeus, dios de los disfraces mantuvo su posición hegemónica haciéndose llamar según sea el caso: “marido”, “estado”, “jefe”, “héroe”. Pandora, vivió los últimos 5000 años atrapada en las figuras de: “virgen”, “madre”, “maestra”, “ama de casa”. Y actualmente, muchas mujeres y algunos varones intentan transformar este mundo en un mundo plural y con mayor equidad.
Algunas reflexiones que se suscitan
Este filme deja al descubierto algunos aspectos educativos que explícita o implícitamente inciden en la socialización de los roles de género que recibimos los seres humanos, desde antes de nacer. Ya en las expectativas que se poseen respecto a si será mujer o varón, qué regalarle o qué no, qué cosas habilitarle en los juegos, en la expresión de sus sentimientos, en la generación de ideales, en la participación de las actividades cotidianas, en qué significa y qué se espera del ser varón o del ser mujer en el mundo de real.
Aún hoy, en el siglo XXI se siguen naturalizando aspectos y roles específicos para los varones y para las mujeres que, en lugar de favorecer un ejercicio de derechos equitativo, sólo contribuyen a mantener la asimetría y la legitimación de poder de un sexo sobre el otro.
Este documental deja al descubierto, la importancia que poseen las acciones educativas desde todas las áreas relacionadas a los seres humanos, para colaborar en la modificación de las desigualdades de género, que permita una convivencia más saludable entre varones y mujeres.
La estereotipación y rigidez de roles con la que somos educados los seres humanos no favorece un crecimiento saludable que permita una correcta y asertiva interrelación entre varones y mujeres. Para modificar estas prácticas erróneas se vuelve necesario una toma de conciencia por parte de todos, que contribuya a lograr una educación menos sexista.
Una educación no sexista y más igualitaria en este sentido no es fácil, pues existen acuñados y naturalizadas en la cultura prácticas, fantasías, roles, profesiones y características que desde siempre se le han atribuido de manera equívoca a un sexo o a otro como algo específico, genético o casi incuestionable.
Sólo si somos capaces de cuestionarnos a nosotros mismos, seremos capaces de transformar este mundo en un mundo más plural y con mayor equidad.
Algunas reflexiones posibles desde una mirada cristiana
Un primer aspecto que me interesa considerar. Si bien, algunas de las cartas de San Pablo a los primeros cristianos explicitan roles y conductas específicas y distintas para los varones y para las mujeres, esto ocurre como resabios y herencia de una cultura machista de esa época. Nada más lejano a la buena nueva de Jesucristo que el anuncio de un Reino de Dios gobernado por varones y donde se le justifican y legitiman roles basados en el poder como algo querido por Dios. Más bien, el Reino de Dios del que nos ha anunciado Jesús, se trata de “un mundo de hermanos”, donde el criterio que rige es el amor y la fraternidad.
Un segundo aspecto en el que me gustaría hacer foco. Desde una óptica de derechos, ¿No será hora de centrar energías en una educación más equitativa, que evite todo tipo de discriminación basada en la diferencia de sexos? ¿No será que aspectos pecaminosos como son el machismo y el clericalismo no logran ceder su legitimación, debido entre otras causas porque la educación no llega a las verdaderas raíces del problema?
Se vuelve imperioso reconocer aquellos cambios urgentes que son necesarios realizar, referidos a las diferenciaciones que se siguen haciendo entre sexos, para legitimar privilegios que históricamente hemos tenido los varones, sin ninguna validez científica para merecerlos como propios, sino producto de una cultura de pecado que nos los han atribuido.
Un tercer aspecto a pensar. ¿Cómo colaborar con las familias y educadores en ese rol educativo, para acompañar y promover una educación más inclusiva y equitativa, que permita a cada ser humano descubrir y realizar el máximo de sus potencialidades, sin ser censurados por el hecho de tener un sexo u otro?
Hoy, siguen existiendo mujeres que continúan renunciando a realizar sus sueños, por no encontrar una sociedad, una cultura, una institución educativa y una familia que les puedan entender y apoyar, sin ser juzgadas, discriminadas, o excluidas.
Por último, creo importante subrayar que la fe cristiana en la actualidad es desafiada frente al avance de las ciencias de la educación y de la salud, a comprender con otra cabeza el tema de las inequidades de género. Esto significa repensar sus convicciones sobre el ser humano, sin refugiarse en soluciones algo simplistas que atribuyen todo a las ‘ideologías de género’. Quizás esto suponga provocar una nueva reinterpretación de la Palabra revelada, para descubrir las realidades de pecado que aún subsisten en los seres humanos relacionadas a esta temática.
Renovemos con autenticidad la vocación por anunciar el Reino de Dios que nos propuso Jesús, buscando construir la fraternidad entre todos basada en verdaderas relaciones de amor y equidad
Agustín Bergeret
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