Año 2022, Abril. Foro N°3.
La época histórica que vivimos, se caracteriza por una gran espontaneidad en las modalidades vinculares entre las personas, en la expresión de sus sentimientos y la vivencia de la afectividad, que impregna todos los ambientes y vínculos. Esto ha promovido caminos nuevos para el intercambio y los vínculos humanos como lugar por excelencia de humanización. Otros aspectos que la caracterizan refieren al movimiento, la fluidez y la flexibilidad en los vínculos y en los acontecimientos. Vivimos una época de la inmediatez y la instantaneidad, donde lo que importa es el aquí y el ahora.
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Para caracterizar esta cultura y su contexto nos serviremos en primer lugar de la descripción que ofrece de la misma, el nuevo Directorio para la Catequesis publicado recientemente por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
Se trata de una cultura ampliamente digitalizada “que afecta de modo muy profundo la noción de tiempo y de espacio, la percepción de uno mismo, de los demás y del mundo, el modo de comunicar, de aprender, de informarse, de entrar en relación con los demás”. En este sentido “desde el punto de vista socio-cultural, es innegable que los procesos de comunicación de masas han conocido una aceleración notable, que han posibilitado el acceso inmediato a todo tipo de contenidos y que han contribuido también a producir una mentalidad global que ofrece inmediatamente la posibilidad de sentirse miembro de la gran familia humana, compartiendo proyectos y recursos. (DC 359).
El ser humano se halla inserto en una cultura donde las personas fascinadas por una mentalidad científica buscan mejorar las condiciones de vida de la familia humana, de forma vertiginosa como nunca antes había sucedido. (DC 356)
Las grandes ciudades aparecen como un fenómeno multiforme y global que para muchos constituye una ocasión única de apertura hacia nuevas perspectivas, gracias al compartir fraterno y a la realización de la propia vida, y que asimismo “cada vez es más determinante para la humanidad, ya que, al tocar de varios modos lo concreto de la vida cotidiana, influye sobre la comprensión que tiene la persona de sí misma, de las relaciones que vive, y del sentido mismo de la vida” (DC 326).
En otro orden de cosas, en esta cultura han surgido nuevos escenarios familiares que han alterado la noción y la realidad de la familia. Como consecuencia de que los compromisos a largo plazo se han vuelto precarios y donde se sobrevalora la búsqueda del placer y de la inmediatez, las crisis matrimoniales y familiares aumentan, y a menudo se resuelven, dando origen a nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones y nuevos matrimonios, creando situaciones familiares complejas y diversas. Todas estas nuevas realidades desafían a repensar el dato de la Revelación sobre la institución ´familia’ y sus funciones, así como también a buscar nuevas maneras de evangelizar que integren estas nuevas formas de ser familia, sin dejar de tener en cuenta que en nuestro imaginario colectivo y personal aún subsiste como substrato idealizado, la llamada familia tradicional. (DC 233).
El mismo Directorio alerta a su vez, de algunas consecuencias no deseadas de esta cultura de la digitalización como son: la soledad, la manipulación, la explotación y la violencia. Los medios de comunicación digitales pueden exponer al riesgo de dependencia, de aislamiento y de progresiva pérdida de contacto con la realidad concreta, obstaculizando el desarrollo de relaciones interpersonales auténticas. Nuevas formas de violencia se difunden como el ciberacoso; la web es también un canal de difusión de pornografía y de explotación de personas para fines sexuales; los intereses económicos operantes en el mundo digital son capaces de realizar formas de control tan sutiles como invasivas, creando mecanismos de manipulación de las conciencias y del proceso democrático facilitando la difusión de informaciones y noticias falsas, fomentando prejuicios y odios. “Los espacios digitales pueden crear una visión distorsionada de la realidad, hasta generar falta de cuidado por la vida interior, visible en la pérdida de la identidad y de las raíces, del cinismo como respuesta al vacío, en la progresiva deshumanización y cada vez mayor reclusión en sí mismos” (DC 361).
Es importante mencionar que se transita hoy una época donde la concepción e impacto de las ideologías se ha ido modificando. Ideologías minoritarias han pasado a ser ideologías dominantes, que postulan y defienden los derechos de pocos como si fueran derechos colectivos universales, desafiando y cuestionando los datos de la Revelación. (DC 377).
Por último se señala que, esta cultura se caracteriza por una mayor movilidad de las personas producto de la globalización, que ha favorecido el encuentro de pueblos diversos y en territorios nuevos y un secularismo creciente que alimenta nuevas formas de indiferencia e insensibilidad religiosa, de relativismo o sincretismo (DC 322 y 343).
Un segundo autor que nos ofrece algunas pinceladas del mundo y la época que transitamos es el filósofo y sociólogo Giles Lipovetsky.
El mismo, plantea que en los últimos años se ha producido una revolución individualista. Esto ha llevado a un cambio social importante que ha afectado las costumbres y los hábitos, donde los valores individuales tienden más hacia la introspección, la preocupación por el self y la producción del placer: el máximo de elecciones privadas posibles, el mínimo de austeridad y el máximo de deseo, la menor represión y la mayor comprensión y aceptación posible, valores hedonistas, respeto por las diferencias, culto a la liberación personal, al relajamiento, al humor y a la sinceridad; al psicologismo y a la expresión libre, la realización personal y el respeto a la singularidad subjetiva (Lipovetsky, 1986).
Según describe el autor, los individuos de hoy están más conscientes de los comportamientos responsables, están mejor informados, y más desestructurados, son adultos inestables, más abiertos pero más influenciables, más críticos pero a la vez más superficiales, más escépticos y por supuesto menos profundos; en ellos, el temor está por encima del goce, la angustia por encima de la liberación, se trata de sujetos enamorados de si mismos y aterrorizados por la vida.
Transitamos una época donde la seducción y el encanto de la imagen ha afectado todas las esferas y rincones de la sociedad. Como producto de esta situación se han producido cambios profundos a diversos niveles: los medios masivos de comunicación han pasado de retratar al mundo a su construcción; hoy todo lo que produce placer y bienestar al ser humano es lo que recibe toda la atención; asistimos a una época del cuidado del self, propiciado por un bombardeo masivo de escuelas para la persona y su autoestima, la cultura del ocio y del consumo se concentra y produce una omnipresencia mediática y cotidiana, el lenguaje se ha convertido en la principal herramienta de seducción de distintos agentes sociales; el lugar central de la erotización y del consumo sexual es también característico de esta época; y por último, las modificaciones a las representaciones sociales del cuerpo: angustia de la edad, obsesión por la salud, por la línea, por la higiene, rituales de control y mantenimiento, cultos solares y terapéuticos, superconsumo e productos farmacéuticos. El cuerpo pasó a ser nuestra identidad
profunda (Lipovetsky, 2006)
Otro rasgo importante de esta cultura, continúa este autor, consiste en que la gente busca la proximidad. Hoy, todo es divertido, y debe ser así, en un registro cálido y cordial que requiere de espontaneidad, naturalidad. El humor se incorpora a la seducción y se caracteriza por una actitud absolutamente relajada ante los acontecimientos más impactantes de peligro y violencia. De esta manera, se busca que la adversidad sea atenuada con un humor tranquilo que ayuda a la persona a escapar de un mundo agresivo y de alto riesgo; por otra parte, la juventud se ha convertido en un territorio en el que todos quieren vivir y gozar indefinidamente. En síntesis, dice este mismo autor: “pasamos de una época donde tratábamos de vivir una vida con final feliz a vivir una vida, buscando ser feliz en el momento” (Lipovetsky, 2004).
Además, esta cultura se caracteriza porque lo fundamental consiste en el logro del bienestar y de los derechos de la subjetividad. Es un momento donde se subliman los derechos del individuo para lograr la autonomía, el deseo satisfecho y la felicidad” (Lipovetsky, 2004).
Un tercer autor que contribuye a la descripción de este momento sociocultural es el sociólogo y filósofo Zymunt Barman.
La cultura actual es descripta por este autor como altamente consumista. En consecuencia de lo mismo, se privilegia la inmediatez y la impaciencia, el use y tira, una baja tolerancia a la frustración, una inestabilidad en los deseos y la insaciabilidad de las necesidades en un corto plazo, se ha acelerado una pérdida en los límites entre lo público y lo privado, se acentuó una alergia al compromiso, ha crecido un culto a la educación permanente, y se ha producido una desvalorización de las relaciones afectivas duraderas, una manía compulsiva de eliminación de un bien por otro mejor. El consumo como vocación se ha vuelto un derecho humano y una obligación humana universal. Los valores de la sociedad de consumo se orientan al corto plazo y a la gratificación inmediata; lo novedoso se eleva por encima de lo perdurable, se pierden los límites tradicionales del ahorro, la previsibilidad y el superávit para dar lugar al endeudamiento, la incertidumbre y el gasto continuo. Consecuencia de esta cultura globalizada que condiciona y atraviesa todo, se ha desarrollado una sociedad muy preocupada por lo global, pero que pierde de vista muchas veces, la persona humana concreta generando así a veces, contextos de masificación, deshumanización, consumismo y uniformidad que condiciona la manera de ser y estar en el mundo hoy. (Baumann, 2007 y 2008)
A la hora de pensar hoy una Educación Afectivo Sexual que responda a jóvenes, adolescentes y niños, se vuelve importante tener en cuenta que, los mismos no son ajenos a estas características y a su influencia decisiva.
Bibliografía
Bauman, Zygmunt. (2007). Vida de Consumo. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
Bauman, Zygmunt. (2008). Los retos de la Educación en la modernidad líquida. Editorial Gedisa.
Barcelona.
Lipovetsky, Pilles (1986). “La era del vacío”. Barcelona, Anagrama.
Lipovetsky, Pilles (1994). “El crepúsculo del deber”. Barcelona, Anagrama.
Lipovetsky, Pilles (2004). “El lujo eterno”. Barcelona, Anagrama.
Lipovetsky, Pilles (2006). “Los tiempos hipermodernos”. Barcelona, Anagrama
Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, (2020). “Directorio para la
Catequesis”. Librerìa Editrice Vaticana. (DC)
PARA LA REFLEXIÓN Y COMENTARIOS
¿Cuáles de los aspectos descriptos por estos tres autores, consideras que condicionan o
influencian más a los adolescentes y jóvenes, en la forma de vivir su sexualidad? ¿Por
qué?