Año 2023, junio, 12. Foro N° 7.
La película que les propongo es una coproducción entre Holanda, Bélgica y Gran Bretaña. Dirigida y guionada por Marleen Gorris. Elenco: Willeke van Ammelrooy, Els Dotterman, Jan Decleir, Dirk Zeelenberg, Victor Löwenstein. Duración: 1 hora 22 minutos. Música: Ilona Sekacz. Fotografía: Willy Stassen. Género: Comedia y drama.
Ganó el Premio de la Academia (Óscar) de 1996 por mejor película extranjera de habla no inglesa, el Premio People's Choice y el Festival Internacional de cine de Toronto. Fue filmada en Bélgica en el año 1995.
Disponible en: https://youtu.be/Gm9Omhk1y9o

Trama propuesta.
La película, descrita por su directora como "un cuento de hadas feminista", cuenta la historia de Antonia, quien, después de regresar al anónimo pueblo holandés de su nacimiento, establece y cultiva una comunidad matriarcal muy unida. Es la historia de una saga familiar de mujeres a través de la visión de la octogenaria Antonia, que conoceremos a través del relato de su bisnieta Sara.
La historia narra la vida de una mujer llamada Antonia, tras volver a su pueblo natal con su hija Danielle, terminada la Segunda Guerra Mundial. Muestra la contraposición de seres pensantes y profundos, frente a la simplicidad del entorno que los rodea, lleno de caballos y de vacas.
Y es que nuestra protagonista va en otra sintonía, rompiendo esquemas construidos por una sociedad que ensalza a los hombres y silencia a las mujeres. Contracorriente que a no todos agrada, pero que termina por llevar la delantera y también por acoger a los que, mismamente, resultan extraños para el pueblo.
Un día tras otro, asistimos al comportamiento innovador, indomable y a veces algo excéntrico de Antonia y su familia. Una vida marcada por su lucha por el feminismo que se entremezcla con la vida cotidiana del pueblo en el que viven.
La vieja granja donde habita Antonia, se convierte en el hogar de personajes muy variados, en los que conviven diferentes visiones vitales pero que se relacionan con tolerancia y, posteriormente, en amor.
La película se centra especialmente en el modo de vida de cuatro generaciones de mujeres de una misma familia: Antonia (la bisabuela), Daniela (la hija), Teresa (la nieta) y Sara (la bisnieta). La trama conjunta de estas cuatro mujeres, con vidas entrelazadas entre sí, se narra claramente desde una perspectiva de género.
Cada una de ellas representa el legado que Antonia visualiza en su lecho de muerte. Su hija Daniela, artista, la mujer de lo abstracto y la madre soltera, Teresa la nieta, el cerebro de la familia, la experta en matemáticas y música y Sara la bisnieta, encarna la emocionalidad y la intuición.
Es este legado de Antonia y su firme voluntad de haber vivido con dignidad, la lleva también a asumir también la muerte con dignidad. Y es que el film se inicia con unos pensamientos que no pueden ser más lúcidos: "Incluso antes que el sol saliera, Antonia sabía que había llegado al final de sus días. Lo sabía, sabía que aquel era su último día. No es que aquello le inquietase, pero al contrario de otros, Antonia sabía que cuando era basta, era basta. Llamaría a sus seres queridos a su cama. les informaría de su inminente muerte, cerraría los ojos, y moriría.
El granjero Bas le haría el ataúd, Olga la rusa, aunque afligida, la amortajaría con su discreción de costumbre, con su tacto y con todo su cariño, y su bisnieta no se separaría de su lecho de muerte porqué quería saber cómo abrazaría el milagro de la muerte, su querida bisabuela. Sí, es hora de morir."
"Nada muere completamente, siempre queda algo de lo que crece algo nuevo. Así empieza la vida sin saber de dónde ni viene y sin saber por qué. Porqué la vida quiere vivir. Este es el único baile que bailamos" explica Antonia a su bisnieta Sara.
Algunas reflexiones a partir del argumento
Esta película se adentra en la crítica de una sociedad patriarcal marcada por la familia y la iglesia. Una narración en la que aparecen los temas del feminismo, el lesbianismo, la marginación, el maltrato o la violación.
Antonia es una película feminista, quizás algo maniquea, fruto también de una época, pero en la que precisamente por narrarse a modo de cuento familiar refleja muy bien la muerte. Esta se presenta en forma de asesinato, accidentes, aborto y suicidio.
El film es pura emoción, anti-convencional y seduce con la narración poética en la que nos sumerge sobre la vida, el amor y la muerte.
Se puede observar claras diferencias entre los sistemas de valores de la comunidad y los de Antonia. La primera se caracteriza por priorizar los valores religiosos tradicionales, posponiendo la realización personal, callando y hasta muriendo por ellos (Ej. Loca Madonna y el Protestante). Mientras que, Antonia muestra desprecio por muchos valores preestablecidos, hecho que se pone de manifiesto en varias situaciones.
Aparece también su discrepancia con los roles de género determinados por la época (maternidad/paternidad, sumisión). Si bien para Antonia y las mujeres que la rodean, la maternidad es un valor en si mismo, le dan otro sentido que el que le otorgan los habitantes del pueblo: para ellas ‘ser madre’ así como ‘ser mujer’ es un acto de libertad y poder, mientras que para las mujeres de la comunidad significa una condena a la esclavitud y a la sumisión. Antonia es una amante de la vida en todas sus manifestaciones, valorándola y respetándola hasta el extremo de no ser capaz de quitársela al violador de su nieta. Dedo Torcido, un hombre intelectual, muy profundo pero escéptico, no percibe la vida como un valor, sino como un estigma, una miseria continua, por lo que decide autoeliminarse. La amistad es un valor prevalente en todos los personajes que rodean a Antonia, llegando a ser tan intensa que adquiere un valor filial.
La película está ambientada en una época que se caracterizó por las violaciones a los Derechos Humanos y sus secuelas. En ese marco se toleran atrocidades que la comunidad no denuncia, aunque tenga conciencia de las mismas (las violaciones de DeeDee, el maltrato a Labios Locos, el asesinato de Pitte, entre otras).
La casa de Antonia se va transformando en un refugio donde el respeto por el otro, el afecto, el trabajo compartido, son algunos de los pilares donde se cimientan las relaciones. La libertad de desarrollarse cada uno con sus diferentes capacidades y expectativas ante la vida, marca la diferencia con la comunidad, limitada no sólo por sus principios religiosos tradicionales, sino por sus propios prejuicios.
El derecho al ejercicio de la sexualidad en todas sus manifestaciones, sin tener en cuenta la orientación sexual, las discapacidades o la edad, es respetado por todos en el clan de Antonia, conviviendo en armonía. Incluso vemos, cómo pueden vivir una maternidad/paternidad sin mayores conflictos.
Antonia y la gente que la rodea, son profundamente humanistas, priorizando al ser humano por si mismo; recibe en su hogar a gente diferente a ella, con distintas realidades, integrándola a su vida.
Mitos, tabúes y prejuicios se hayan entremezclados en la trama de la película. Toda la comunidad vive la sexualidad, en general como un tabú, cargados de prejuicios. Mientras que el clan de Antonia muestra transgresiones a las concepciones de la época. Es una sorpresa general el embarazo de DeeDee rompiendo con los prejuicios sobre la sexualidad en las personas con discapacidad. Lo mismo ocurre respecto a la sexualidad en las personas adultas mayores, encarnado por Antonia misma cuando le plantea al granjero Blas su decisión de mantener relaciones sexuales con él, pero buscando otro lugar para hacerlo, alegando la presión que existe para gente de dichas edades.
La homosexualidad de Danielle es un tema que se aborda con la misma naturalidad con que se tratan otros. Y presenta el tema de la pareja homosexual formada por mujeres adultas, que actúan con libertad y que se eligen por amor.
Por último, quiero destacar a Antonia como una mujer que desde el comienzo de la película muestra una fuerte personalidad y una gran fuerza de voluntad, ya que toma las riendas, incluso de su propia muerte, sin llegar suicidio. Es un personaje que no pasa inadvertido. A su regreso al pueblo moviliza, de una forma u otra, a sus habitantes; si bien no es querida por todos, es respetada y hasta temida. Se convierte en el eje de su familia, siendo el punto de referencia de varias generaciones. Representa un gran abrazo de tolerancia y respeto entre los seres humanos.
Algunas reflexiones posibles desde una mirada cristiana
El feminismo y el lugar de la mujer en el mundo
Al respecto, transcribo un extracto de un artículo de una mujer, teóloga, escritora y feminista católica uruguaya, Rosa Ramos, que presenta una mirada cristiana crítica sobre estos temas. Dice así:
“Mi subida a algún vagón de los muchos feministas, ha sido más por solidaridad que por razones intelectuales. Creo que a nivel de producción de pensamiento lo importante no es quién escriba, varón o mujer, sino que pueda hacerlo, que lo haga muy bien y que sus planteos sean de recibo. Que ese pensamiento ayude a comprender e interpretar la historia, la vida o la falta de vida bella, buena y justa, que ilumine génesis, procesos y caminos posibles a transitar.
La compasión y la solidaridad han sido las verdaderas razones que me han acercado a los feminismos. Yo he tenido mucha suerte, he sido privilegiada, pues he sido respetada y valorada. Comparando con otras realidades y culturas, mi sur uruguayo y montevideano me ha permitido vivir con dignidad mi ser mujer. Y además del amor recibido, el mundo de los varones me incluyó como interlocutora válida, y esto ha sido fundamental en mi trayectoria.
Pero estar atenta a lo que viven otras mujeres, contemplar sus ojos, sus labios apretados, sus rictus amargos frutos de la mala vida; el percibir la doble y a veces triple pobreza que viven muchas mujeres, el escuchar noticias, datos, pero sobre todo prestar oído a las narraciones hechas por las propias mujeres que se van atreviendo a hablar, a expresarse; el encuentro con mujeres de otros países y culturas; incluso el mirar atrás para descubrir o vislumbrar lo que han vivido en este continente - y en todos - nuestras antepasadas… Esos han sido los caminos que me fueron llevando a comprender y hasta asumir los movimientos feministas.
Ha sido todo este lento peregrinar atento, compasivo, por la tierra de tantas mujeres, el que me ha persuadido de la necesidad de una ‘perspectiva de género’. Si queremos cambiar la historia, si queremos que crezca ‘el reinado de Dios’ - ojo, el que predicaba y promovía Jesús con sus gestos -, entonces urge hacer pie allí, mirar desde las mujeres sometidas y víctimas de todo tipo de atropellos en una sociedad patriarcal.
‘Que nuestro norte sea el sur’, el sur de los pueblos empobrecidos, el sur de las mujeres que son la mayoría de los pobres del planeta, para desde allí disoñar – diseñar en función de los sueños más humanos y genuinos - el norte, un mundo posible donde quepamos todos y todas” (Ramos, R. , 2018).
Finalmente creo oportuno, puntualizar algunas convicciones de un pensamiento católico no fundamentalista:
El feminismo es la justa reivindicación de las mujeres en defensa de sus derechos como seres humanos.
Hay muchos tipos de feminismo.
Varones y mujeres gozan de idéntica dignidad y derechos.
Entre varones y mujeres hay complementariedad y reciprocidad.
Jesús en sus actitudes y sus palabras reivindica a la mujer y critica la situación de dependencia a la que estaba sometida.
En nuestros días todavía hay una situación discriminatoria hacia las mujeres: no se le reconocen a las mismas sus capacidades y no se le brindan las mismas oportunidades que a los varones.
Aunque lentamente se va corrigiendo, se destaca el no protagonismo de la mujer en la misma Iglesia.
La sexualidad y los roles de género.
Por definición, la sexualidad es una dimensión constitucional del ser humano. “La sexualidad humana constituye una dimensión de las personas, por tanto, resulta inseparable de su ser, de su existir, lo que le otorga profunda resonancia en la construcción de la identidad y en el establecimiento de vínculos entre las personas”. (Cerruti, S. 2006).
El papa Francisco en la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia ha afirmado: "Dios mismo creó la sexualidad, que es un regalo maravilloso para sus criaturas" (Amoris Laetitia, 150). Es un don de Dios, como todo lo que somos. regalo hecho al ser humano para su realización, su bienestar, felicidad y también para la continuidad como especie. La sexualidad tiene una profunda dimensión positiva. Somos seres sexuales. Esencialmente es algo bueno.
No obstante, la vivencia de la sexualidad sigue estando atravesada por diversos mitos y prejuicios culturales que determinan ciertas formas de vivir la masculinidad o la femineidad, que nada tienen de genética, sino que se han ido construyendo con la cultura en la que nacemos y la educación que hemos recibido. Esto significa que los roles de género que vivimos, es decir como actúo y expreso mi sexualidad puede estar muy lejos de lo que el pensamiento cristiano nos señala. En este sentido, es muy importante cuestionarnos y ser muy crítico de nosotros mismos, antes de absolutizar si existen roles fijos para varones y para mujeres. A su vez, esto ampliará nuestra capacidad de tolerancia frente a las diferentes maneras de vivirlos por parte de los seres humanos y nuestra capacidad de respetar profundamente sus diferentes formas de ser de los mismos.
La libertad y el derecho a decidir
Hay dos características esenciales propias de los seres humanos que nos definen como tales, ‘la capacidad de amar’ y ‘el ejercicio de la libertad’. Ambas son dos realidades que nunca debe ser postergadas, pues se corre el riesgo de desdibujar la fidelidad del pensamiento cristiano a la persona humana como tal. En este sentido, el Concilio Vaticano II ha sido muy claro: cuando la persona está bien informada y se hace responsable de sus decisiones tiene derecho a discernir sobre su vida. (Primado de la conciencia moral GS 16); “Estamos llamados a formar las conciencias, pero no a pretender sustituirlas” (Amoris Laetitia 37).
El amor a la vida, el respeto y la tolerancia
Por último, aunque muchas veces existan cristianos que antepongan la doctrina o una moral restrictiva al respeto hacia las personas reales, resulta muy claro que estos valores deberían ser distintivos de la vida cotidiana de quien se dice cristiano. El amor ante todo. Más aún en este mundo pluralista en el que estamos insertos.
Que el análisis crítico de esta película nos ayude a repensar nuestra vida y nuestra sexualidad con otra mirada. Renovemos nuestra capacidad de respeto y tolerancia, así como el amor a la vida que nos propuso Jesús, buscando entender y respetar a nuestros hermanos los seres humanos tal como son, como piensan y como les tocó vivir en este mundo que cohabitamos, nuestra casa común.
Agustín Bergeret
Referencia bibliográficas
Ramos Rosa (2018). “Confesiones: llegué al feminismo tarde y por solidaridad”. Blog Amerindia (13).
Exhortación Apostólica Amoris Laetitia. Roma. (2016)
Concilio Vaticano II. Gaudium et Spes
Cerruti, S. (2007). La educación sexual en el sistema educativo público uruguayo hoy. Montevideo: Anep.
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